Mujer cuida de un paciente anciano encamado.
Sanidad y enfermería

Aseo del paciente encamado: guía con 5 mejores consejos

El aseo del paciente encamado es fundamental y requiere atención especializada para garantizar su bienestar. Es importante minimizar cualquier molestia durante estas prácticas, ya que las personas que pasan mucho tiempo en cama necesitan cuidados específicos.

Los objetivos del cuidado del paciente encamado abarcan diversos aspectos para mejorar su calidad de vida. Estos incluyen la mejora de la autoestima al evitar el mal olor, incrementar la sensación de bienestar y favorecer la comunicación con el equipo de enfermería. Además, buscan transmitir técnicas de autocuidado para que el paciente participe en su higiene en la medida de lo posible, promoviendo su autonomía y contribuyendo a su bienestar integral.  

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Recomendaciones para el aseo del paciente encamado 

Antes de iniciar el proceso de higiene del paciente encamado, es esencial preparar el material necesario, desde jabones suaves hasta sábanas limpias y utensilios. Mantener una frecuencia regular en la higiene es clave para prevenir úlceras e infecciones cutáneas. Además, se debe asegurar el respeto a las preferencias y la intimidad del paciente en todo momento, creando un ambiente de confianza y respeto mutuo durante el cuidado.  

Los cambios posturales son movilizaciones clave para prevenir úlceras por presión en pacientes con limitaciones de movimiento. Estos cambios, realizados cada 2 o 3 horas, implica alternar la posición lateral izquierda y derecha, la boca arriba y la semisentada (posición de Fowler). Mejoran el flujo sanguíneo, fomentando una piel más saludable y confort para el paciente, promoviendo así una recuperación más rápida. 

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Se recomienda el uso de almohadas para mejorar la comodidad del paciente en diferentes posiciones. En decúbito supino, se coloca una almohada debajo de la cabeza para prevenir dolores cervicales y otra fina bajo las rodillas para levemente flexionarlas. En decúbito lateral, se emplean almohadas bajo la cabeza y detrás de la espalda, y se adelanta la pierna superior con un cojín bajo la rodilla para mayor comodidad. La postura de Fowler, ideal para mejorar la circulación, se facilita con una cama articulada que permite colocar al paciente semisentado a 45º sin dificultad. Estas medidas proporcionan mayor confort y benefician la circulación sanguínea del paciente. 

Protocolo de Aseo del Paciente 

Los objetivos del cuidado del paciente encamado son diversos y fundamentales para su bienestar. Estos incluyen mejorar su estado físico y psicológico, promover una mejor calidad de vida y fomentar hábitos de higiene para estimular la circulación sanguínea. Además, se busca preservar la integridad de la piel, evitando lesiones, eliminando la suciedad y las células muertas para prevenir malos olores e infecciones. En situaciones de fiebre, otro propósito relevante es ayudar a regular la temperatura corporal del paciente.  

El protocolo de higiene y aseo del paciente encamado sigue un orden específico y cuidadoso para mantener la higiene y la salud de la piel. Se inicia con la limpieza de la cara, cuello y orejas, evitando el uso de jabón en estas áreas. Continúa con el aseo de manos, brazos, axilas y el corte de uñas. Luego se procede con el torso y abdomen mientras el paciente está en decúbito supino.  

Posteriormente, se cambia al paciente a decúbito lateral para limpiar la espalda y detectar posibles escaras, realizando las curas pertinentes si es necesario. Se atienden los genitales en esta posición o nuevamente en decúbito supino. Finalmente, se limpia el entorno del paciente, procurando un ambiente limpio y ordenado que contribuya a su bienestar.  

Cómo asear una persona encamada 

A la hora de asear a una persona encamada, es esencial preparar y tener a mano todos los elementos necesarios para evitar interrupciones. Realizar la tarea con calma y tranquilidad garantiza un cuidado adecuado, evitando posibles daños o incomodidades al paciente. Asimismo, controlar la temperatura del agua es fundamental, procurando que esté ligeramente por encima de la temperatura corporal.  

Como resulta evidente, respetar la privacidad y dignidad del paciente durante el aseo es esencial, ya que contribuye a mantener su autoestima. Es importante aclarar rápidamente para evitar el enfriamiento del paciente, así como secar su piel y cabello suavemente con toallas de algodón de alta calidad, ya que mejora su comodidad. Estos cuidados contribuyen significativamente al bienestar general del paciente durante el proceso de higiene. 

Cabe recordar que es peligroso dejar a la persona sola durante el aseo, ya que puede sentirse incómoda o nerviosa, aumentando el riesgo de caídas al intentar moverse. Por ello, es crucial tener todo preparado y acompañar al paciente durante todo el proceso de higiene para brindarle apoyo y evitar posibles accidentes. 

Higiene de los ojos 

El procedimiento para el cuidado ocular del paciente encamado se lleva a cabo siguiendo pasos específicos y meticulosos. Se coloca al paciente en decúbito supino o posición de Fowler, si es posible, se protege la región facial con una toalla y se procede a limpiar los ojos con agua estéril o suero fisiológico, cuidadosamente desde el interior hacia el exterior del ojo, evitando la luz directa. Durante el proceso, se verifica la ausencia de cuerpos extraños y se realizan lavados adicionales si es necesario, utilizando gasas para eliminar suciedad en los bordes palpebrales. Se seca la región periocular con gasas individuales para cada ojo y se aplica pomada epitelizante o colirios si se requieren. Una vez concluido, se coloca al paciente en una posición cómoda, se retira y desecha el material utilizado de manera adecuada. 

Higiene de la espalda 

Mantener una postura adecuada, ya sea en decúbito o sedestación, es esencial para el bienestar del paciente encamado. En el decúbito, se deben alinear las extremidades y las articulaciones en posiciones neutras y funcionales, evitando presiones excesivas sobre estas últimas. Es crucial evitar el decúbito prono, dado que esta posición fuerza la espalda, provocando hiperlordosis lumbar y tensiones cervicales.  

En la sedestación, se busca una alineación correcta de la columna vertebral, brindando apoyo lumbar para mantener las curvas naturales. Se busca también alinear las cinturas escapular y pélvica, las extremidades y asegurar una altura adecuada para los pies, manteniendo las rodillas a la altura de las caderas o ligeramente más bajas, garantizando una distribución equilibrada de cargas.  

Grado Medio de Cuidados Auxiliares de Enfermería

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Nieves Llevat | iFP
Nieves Llevat
Dpto. Comunicación de iFP