Trabajadora pone a prueba su inteligencia emocional en el ámbito laboral
Formación profesional

La importancia de la Inteligencia emocional en el ámbito laboral

“La diferencia que marca el éxito o el fracaso entre dos personas con el mismo coeficiente intelectual es precisamente la inteligencia emocional”. Así lo asegura el célebre libro de Daniel Goleman, Inteligencia emocional, que sostiene que la inteligencia emocional nos permite tomar conciencia de nuestras emociones, comprender los sentimientos de los demás y tolerar mejor las presiones y frustraciones que soportamos en el trabajo.

“La diferencia que marca el éxito o el fracaso entre dos personas con el mismo coeficiente intelectual es precisamente la inteligencia emocional”. Así lo asegura el célebre libro de Daniel Goleman, Inteligencia emocional, que sostiene que la inteligencia emocional nos permite tomar conciencia de nuestras emociones, comprender los sentimientos de los demás y tolerar mejor las presiones y frustraciones que soportamos en el trabajo.

En el mundo actual es necesario tomar conciencia de las emociones propias y ajenas para regularlas

Daniel Goleman es un reputado psicólogo estadounidense, graduado en el Amherst College y doctorado por la Universidad de Harvard, famoso por haber publicado en 1995 el best seller sobre inteligencia emocional. Señala que los principales componentes que integran la inteligencia emocional son el autoconocimiento emocional, el autocontrol emocional, la automotivación, el reconocimiento de emociones en los demás y las relaciones interpersonales.

Pilar Mestre, profesional con sólida experiencia en el área de Talento (selección, formación y desarrollo) en entorno multinacional y en escuelas de negocio, dio una conferencia sobre la importancia de la inteligencia emocional. Con 14 años como manager en empresa multinacional y una experiencia consolidada en dirección de equipos y organización de redes de formadores internos, Mestre señaló la capacidad de tomar conciencia de las emociones propias y ajenas para regularlas como un requisito imprescindible para ser un activo interesante de cara al mercado laboral.

Así pues, en palabras de la antigua Responsable de Servicio de Carreras profesionales y responsable de prácticas CEMS de ESADE, la inteligencia emocional se refiere al “conocimiento de nuestros propios sentimientos y emociones y cómo nos influyen. Es importante reconocer la manera en que nuestro estado anímico afecta a nuestro comportamiento, cuáles son nuestras capacidades y cuáles son nuestros puntos débiles. Mucha gente se sorprende de lo poco que se conocen a ellos mismos”, apuntó Mestre.

A continuación, la formadora dio a conocer la Ventana de Johari, una herramienta de psicología cognitiva creada por los psicólogos Joseph Luft y Harry Ingham para ilustrar los procesos de interacción humana: “La primera habitación (área libre) es la parte de nosotros mismos que los demás también ven. La número dos (área ciega) lo que los otros perciben pero nosotros no. La tercera (área oculta) es el espacio personal privado y la última habitación (área desconocida) es la parte más misteriosa del subconsciente o del inconsciente que ni el sujeto ni su entorno logran percibir”. Según Mestre, la persona “en la que predomina el cuadrante libre funciona de manera más armónica y sana, pues se muestra tal cual es, se conoce a sí misma y no vive con miedo a que los demás la conozcan”.

En este sentido, Pilar Mestre no duda: “La época en que los procesos de selección de personal se basaban en la experiencia laboral y los conocimientos técnicos pasó. El método ha evolucionado y los aspectos relacionados con la inteligencia emocional, como las habilidades interpersonales y la gestión de las emociones, han cobrado un protagonismo clave”. De ahí se desprende, según Mestre, que los empleados con alta inteligencia emocional resulten mucho más productivos para las empresas, como han demostrado diversos estudios: “Todos ellos han puesto de relieve que el coeficiente intelectual apenas si representa un 20% de los factores determinantes del éxito. El 80% restante depende de otro tipo de variables, tales como la clase social, la suerte y, en gran medida, la inteligencia emocional”, sostuvo la experta en Talento. Así, añadió, la “capacidad de motivarse a sí mismo, de perseverar en un empeño, de controlar los impulsos y empatizar y confiar en los demás son factores mucho más determinantes para la consecución de una vida plena que las medidas del desempeño cognitivo”.

La conferencia de Pilar Mestre también subrayó que las relaciones interpersonales se fundamentan en la correcta interpretación de las señales que los demás expresan de forma inconsciente, y que a menudo emiten de forma no verbal: “La detección de estas emociones ajenas y sus sentimientos que pueden expresar mediante signos no estrictamente lingüísticos nos puede ayudar a establecer vínculos más estrechos y duraderos con las personas con que nos relacionamos”, sostuvo, y añadió que “una buena relación con los demás es una fuente imprescindible para nuestra felicidad personal e incluso, en muchos casos, para un buen  desempeño laboral”.

Finalmente, defendió que “es casi impensable concebir un comercial de ventas que carezca de habilidades en el trato con los clientes, un empresario sin motivación para la dirección de su compañía o un negociador que no sepa capaz de controlar sus impulsos y emociones”, por lo que puso en valor “la necesidad cada vez más creciente de dominar todos los aspectos de la inteligencia emocional”.

 


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Jessica Ruano
Dpto. Comunicación de iFP