Comprendiendo los tipos de empresas y sus formas jurídicas
Cualquier empresa o negocio parte de un tipo de forma jurídica. La elección de la forma jurídica de una empresa determina la estructura legal y fiscal de la misma, así que para decidir cómo crear un tipo de empresa, debemos conocer los tipos de formas jurídicas que hay.
¿Te gustaría estudiar una FP Administración y Gestión y dedicarte a la administración y finanzas empresariales? En este artículo, exploraremos en profundidad los tipos de empresas y sus formas jurídicas, así como su importancia en el mundo empresarial.
Formas jurídicas de una empresa: ¿qué significan?
Si estás pensando en estudiar un grado superior de administración y finanzas online necesitarás conocer las formas jurídicas de una empresa o, lo que es lo mismo, la estructura legal a la que está registrada. Cada forma jurídica tiene sus propias características y saber qué forma jurídica elegir para una empresa dependerá de diversos factores: el tipo de negocio, el número y la responsabilidad de los propietarios, el capital inicial y los aspectos fiscales. A continuación, presentamos una lista de los tipos de formas jurídicas más comunes de una empresa:
- Autónomo o empresario individual
- Sociedad Limitada (SL)
- Sociedad Anónima (SA)
- Cooperativa
- Sociedad Civil (SC)
- Asociación
Autónomo o empresario individual: es lo mismo un empresario individual que un autónomo o un freelancer. Y se trata de aquella persona física que trabaja por cuenta ajena y de forma habitual en una actividad a cambio de una remuneración. Un autónomo no tiene un contrato de trabajo y es el empresario individual el que asume la responsabilidad total de las deudas y las obligaciones de la empresa.
Sociedad Limitada (SL): la sociedad limitada (SL) o sociedad de responsabilidad limitada (SRL) es uno de los tipos de empresas más comunes en la que dos o más personas se asocian para llevar a cabo un negocio (si solamente existe un socio en una SL hablamos de Sociedad Limitada Unipersonal). Los socios tienen responsabilidad limitada, lo que significa que su responsabilidad se limita al capital social que han invertido en la empresa (un mínimo de 3.000 €).
Sociedad Anónima (SA): Las sociedades anónimas o SA son sociedades capitalistas organizadas con acciones, que se reparten según el capital inicial invertido (para constituir una SA hace falta un capital social mínimo de 60.000 €). Este tipo de empresa es muy común entre las grandes compañías. Los accionistas tienen responsabilidad limitada y proporcional al capital invertido por cada socio. Para crear una empresa SA hace falta contar con dos tipos de órganos sociales obligatorios: por una parte, la junta general de accionistas o asamblea y, por otra, los administradores, que son los gerentes de la empresa encargados de la gestión.
Cooperativa: una cooperativa es otra forma jurídica de constitución de una empresa en la que los miembros tienen una participación igualitaria. En una cooperativa, todos los integrantes toman las decisiones de forma conjunta y los beneficios recaen en ellos de forma igualitaria. El objetivo principal de una cooperativa es satisfacer las necesidades de todos los miembros.
Sociedad Civil (SC): otro tipo de empresas, similar a la SL, pero que en este caso no tiene personalidad jurídica propia y está formada por trabajadores autónomos que realizan una misma actividad. El contrato de una SC es privado y la actividad tributa por el Impuesto de Sociedades. Para crear una empresa de Sociedad Civil no hace falta aportar un mínimo de capital (en lugar de dinero, también se pueden aportar bienes, servicios, trabajo…). En cuanto a la responsabilidad de los socios de una SC, deben responder con su patrimonio personal de las obligaciones de la empresa.
Asociación: en cuanto a las asociaciones como tipo de empresas, una asociación es una empresa jurídica constituida legalmente entre tres o más personas físicas o jurídicas. Se trata de organizaciones que utilizan estructuras legales sin ánimo de lucro, clubes u otras organizaciones que desean obtener un beneficio en común. Los miembros comparten la toma de decisiones y no buscan fines lucrativos.
Clasificación de empresas según su forma jurídica
Las empresas se pueden clasificar de diversas maneras según su forma jurídica. Esta clasificación es esencial para entender las diferencias entre las empresas y cómo trabajan en términos legales y fiscales. Las categorías de clasificación de empresas más comunes son:
- Empresas individuales:
Este tipo de empresa es propiedad de una sola persona, quien es responsable de todas las deudas y obligaciones. - Empresas de personas:
Las formas jurídicas de una empresa de personas más comunes son la Sociedad Limitada (SL) o la Sociedad de Responsabilidad Limitada (SRL), donde los socios tienen responsabilidad limitada y comparten los beneficios y las pérdidas según el capital inicial invertido. - Empresas de capital:
Aquí hablamos de la Sociedad Anónima (SA). Las sociedades anónimas emiten acciones negociables en el mercado de valores y los accionistas tienen responsabilidad limitada, compartiendo los beneficios en función de sus acciones. - Empresas cooperativas:
Los miembros de una cooperativa comparten la toma de decisiones y los beneficios por igual y buscan satisfacer las necesidades comunes de todos los integrantes. - Organizaciones sin fines de lucro:
Tanto las asociaciones como las fundaciones son estructuras legales utilizadas por organizaciones sin fines de lucro.
Importancia de la forma jurídica en una empresa
Conocer la importancia de la forma jurídica en una empresa es fundamental. De hecho, si estudias el grado superior de Administración y Finanzas Madrid o bien el grado superior de Administración y Finanzas Barcelona, deberás entender perfectamente las diferencias entre las empresas según las formas jurídicas.
Y es que elegir un tipo de empresa u otra puede tener un impacto significativo en la estructura, la gestión y la responsabilidad de la organización. Entonces, ¿qué importancia tiene la forma jurídica de una empresa? Enumeramos los aspectos fundamentales:
- Responsabilidad
Algunas formas jurídicas, como el empresario individual, implican una responsabilidad ilimitada. En cambio, las sociedades limitadas y las sociedades anónimas ofrecen responsabilidad limitada, lo que protege los activos personales de los propietarios. - Implicaciones fiscales
Algunas formas jurídicas pueden ser más eficientes desde el punto de vista fiscal que otras. Por ejemplo, las sociedades anónimas pueden disfrutar de ventajas fiscales que no están disponibles para las empresas individuales. - Acceso a financiamiento
Las sociedades anónimas, al emitir acciones en el mercado de valores, pueden atraer inversores y acceder a financiamiento adicional más fácilmente que las empresas individuales. - Regulaciones y formalidades
La elección de la forma jurídica adecuada también debe tener en cuenta la capacidad de cumplir con determinadas regulaciones y formalidades. - Continuidad y transferencia de propiedad
La forma jurídica de una empresa puede afectar la continuidad de la empresa. Algunas formas jurídicas, como las sociedades, pueden ser más fáciles de transferir o heredar que las empresas individuales. - Crecimiento y escalabilidad
Existen formas jurídicas más adecuadas para empresas que buscan expandirse y atraer inversores, mientras que otras son más adecuadas para negocios locales o pequeños. - Tipo de negocio
El tipo de empresa también influye en la elección de la forma jurídica. Algunas formas jurídicas son más adecuadas para ciertos tipos de empresas, como las cooperativas para empresas de propiedad conjunta.
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