La disciplina positiva en la educación: crecimiento y aprendizaje

La disciplina positiva en la educación: un enfoque transformador 

¿Qué es la disciplina positiva? Si te interesa estudiar una FP Sociocultural relacionada con la educación infantil, seguro que has oído hablar de la disciplina positiva como método de crianza y educación hacia los niños. Pero empecemos por el principio: 

Aunque parezca que el concepto de “educar en positivo” es un concepto muy actual, lo cierto es que fue Alfred Adler, médico psicoterapeuta austríaco quien, en el siglo XX, empezó a investigar sobre la disciplina positiva como forma de educar. Según Adler, la disciplina positiva es el camino adecuado para formar relaciones interpersonales basadas en la comunicación, el respecto y la empatía. Y de poco sirven (más bien perjudican) los métodos más autoritarios basados en el control, el castigo o la rigidez.  

Disciplina positiva en el aula 

Cuando hablamos de aplicar disciplina positiva en el aula, nos referimos a la forma de enseñar a los niños a comprender las consecuencias de sus acciones y a tomar decisiones responsables, lo que a la larga se traduce en niños y niñas más seguros de sí mismos y con mejores habilidades sociales.

Los maestros y educadores que estudian para ser técnico superior en Educación Infantil practican hoy la disciplina positiva en las clases, creando un ambiente de aprendizaje donde se fomenta la autorregulación y la toma de decisiones conscientes. Al fin y al cabo, el objetivo de una educación positiva en el colegio es que los maestros puedan guiar a los alumnos hacia sus propias soluciones constructivas ante cualquier adversidad o problema. 

Cómo aplicar la disciplina positiva en casa 

Es importante tener claro que la educación en positivo se empieza desde casa. Para ello, hay que fomentar: 

• Una comunicación abierta y empática. Que los niños se sientan escuchados y comprendidos por sus mayores, les permitirá validar sus sentimientos y convertirse después en adultos empáticos y de mentalidad abierta, con más facilidad por las relaciones sociales.  

• Establecer unas rutinas y límites. Esto les dará seguridad y les enseñará hábitos. Hacer una tabla de rutinas de disciplina positiva puede ayudar a los niños a visualizar su día ya comprender las expectativas. 

• Un comportamiento adecuado donde verse reflejados. La educación en positivo empieza en casa, en tanto que los padres o tutores son un ejemplo a seguir para los niños. Mostrar un ambiente agradable, y un comportamiento respetuoso entre adultos y hacia ellos, les permitirá modelar en positivo.  

• Hacerse responsable de sus actos. Hacer entender que cada acto tiene su propia consecuencia es parte de la educación en positivo. Es importante aplicar consecuencias lógicas, relacionadas con el comportamiento y que luego se puedan cumplir. De esta forma los niños comprenden mejor la relación entre sus acciones y las consecuencias resultantes.  

Beneficios de la disciplina positiva en el aprendizaje 

Son muchos los beneficios de aplicar una disciplina positiva en el aula (y fuera de ella): aprender a trabajar en equipo, comunicarse mejor, ser una persona más empática… Desde iFP destacamos los principales:

• Desarrollo de habilidades sociales:

  La disciplina positiva ayuda a los niños a desarrollar habilidades sociales sólidas, en tanto que aprenden a comunicarse de forma más efectiva con el resto de los compañeros y a saber gestionar situaciones de conflictos de manera más pacífica y comunicativa.

• Fomenta la autonomía:

  La disciplina positiva ayuda a tomar decisiones sin miedo a una reprimenda o a ser corregidos si se equivocan. Esto les hace ganar autoestima y favorece su autonomía. Aprenden a evaluar las consecuencias de sus acciones y a asumir la responsabilidad de sus actos.

• Mejor ambiente de aprendizaje:

  Trabajar en una educación en positivo en el colegio permite generar un mejor ambiente en el aula. Por una parte, el educador escucha y atiende las necesidades del alumno y, por otro lado, los estudiantes se sienten más seguros y respetados, sin miedo a sentirse juzgados por sus compañeros.

Estrategias prácticas para implementar la disciplina positiva

Existen varias estrategias para aplicar la disciplina positiva en casa y en las aulas. Y aunque cada persona adulta puede aplicar un método u otro, al final los principios de la disciplina positiva se basan en: 

• Mantener una comunicación abierta y sincera

  Escuchar para que el alumno o hijo/a sienta que es importante para nosotros, que se sienta valorado y comprendido.

• Definir expectativas claras y realistas

  Ser capaz de definir metas claras y objetivos palpables ayuda al estudiante a no frustrase por algo inalcanzable. De esta forma, además, el alumno puede comprender qué se espera de él y sabe dónde está el límite de lo que separa un buen comportamiento de un comportamiento inadecuado.

• Reforzar el comportamiento positivo

  La disciplina positiva se basa en un comportamiento positivo como punto de referencia (y no en centrase en el comportamiento negativo de un niño). Es por ello que es muy importante, cuando educamos en positivo, elogiar las buenas acciones; es una forma de incentivar al estudiante y animarle a que siga por ese camino.

• Saber resolver conflictos de forma constructiva

  Sin miedo a equivocarse ni a ser juzgado, un alumno que tiene un conflicto tiene más herramientas para resolverlo si ha sido educado en la cultura de la disciplina en positivo. Saber expresar sus sentimientos sin miedo a ser juzgado, saber escuchar a los demás sin juzgar y poder buscar soluciones consensuadas por ambas partes.

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